divendres, 22 d’abril del 2016

Premis XVI Jocs Florals 2016 de prosa en castellà de 3r d'ESO.


RELATO DE LO QUE PUDO HABER SIDO Y NO FUE

¿Sabes?  En realidad me hubiera encantado vivir para siempre junto a ti.  Podríamos haber recorrido el mundo en un beso bajo la luna de tu mirada, reír hasta dormirnos en la cuna de nuestros sueños y cantar canciones de AC/DC a las 4 de la madrugada desafinando cada nota.  Los vecinos podrían haberse quejado cada día y no sólo por la melodía de nuestras voces al fundirse juntas cuando el mundo duerme.  Cada mañana hubiéramos pintado nuestros buenos días de café con leche y chocolate, que siempre sabe mejor.  Hubiéramos apagado la oscuridad a besos y encendido la noche con canciones de amor, que se viven mejor si consigo acariciarte en el atardecer de tu mirada.  Nos hubiéramos comido el mundo a base de comernos a besos.  Pero no lo hicimos.  Te quería y nunca te lo dije, así que nuestra historia, amor, fue el “pudo haber sido y no fue” más grande de mi vida.  Y el más doloroso también.  El problema era que te quería, y creía que todo el mundo era mejor que yo para estar a tu lado cuando tu corazón latiera en forma de música.  Todo duele, pero ya es tarde.  Va siendo hora de olvidarte, cariño.  Al menos por hoy.

                                                                                                   Clàudia Molina

                                                                                                    3º ESO (primer premio)



MI OTRA YO

La prisión no tenía paredes.  Estaba atrapada.  Atrapada en una persona que no era yo, una mente que no era la mía.  No podía escapar, y de repente, un silencio mortal.  No estaba sola.  Allí, en la esquina, en el fondo de lo que parecía ser la oscura y fría nada, se podía distinguir una figura rodeada de la penumbra, mi otra yo.  Lloraba sin descanso alguno, y por un momento dudé hasta de acercarme.  Dudé de mí, y ella, cómo no, lo sabía.  Me miraba de una manera escalofriante, pero me atraía, pude saberlo ya que segundos después me descubrí a mí misma caminando hacia ella.  No sabía qué podía pasar, y la verdad es que me asustaba saberlo.  Ya estaba frente a ella, y sentí el terrible impulso de acariciarle la piel.  Estaba helada…  Como si no fluyera sangre por sus venas …  Como si no estuviera … viva …

Su interminable llanto cesó en el momento en el que mis dedos se pusieron en contacto con esa pálida piel.  Sus enormes ojos me observaban mientras me agarraba fuertemente la muñeca.  Y en un instante se volvieron blancos, y su pelo se encrespó.  Entonces lo vi.  El día del accidente.  El día de mi muerte.

                                                                                               Yáiza Camacho

                                                                                                3º ESO (segundo premio)